JUGAR A LA PELOTA

Cómo vas a saber lo que es el amor si nunca
te hiciste hincha de un club.
Cómo vas a saber lo es el dolor si jamás
un zaguero te azotó la tibia en el peroné.
Cómo vas a saber lo que es el placer si nunca
ganaste un clásico contra otro barrio.
Cómo vas a saber lo que es el cariño si nunca
acariciaste la globa de chanfle para dejarla jadeando
bajo un techo de piola.
Cómo vas a saber lo que es la solidaridad si jamás
saliste a dar la cara por un compañero
vilmente golpeado de atrás.
Cómo vas a saber lo que es la poesía si nunca
tiraste una gambeta.
Cómo vas a saber lo que es la amistad si jamás
devolviste una pared.
Cómo vas a saber lo que es el orgasmo si nunca
diste una vuelta olímpica de visitante.
Cómo vas a saber lo que es el pánico si jamás
te sorprendieron mal parado en un contragolpe.
Cómo vas a saber lo que es la izquierda si nunca
jugaste en equipo.
Cómo vas a saber lo que es la xenofobia si nunca
te gritaron “negro de mierda”.
Cómo vas a saber lo que es la soledad si jamás
te paraste bajo los tres palos, a doce
pasos de un fusilero dispuesto a acabar con tus
esperanzas.
Cómo vas a saber lo que es el egoísmo si jamás
hiciste un de más.
Cómo vas a saber lo que es el insomnio si jamás
te fuiste al descenso.
Cómo vas a saber lo que es el odio si nunca
te hicieron un gol en contra.
Cómo vas a saber lo que es la vida, Nene, si nunca, Jamás,
JUGASTE A LA PELOTA.
Walter Saavedra